jueves, 26 de noviembre de 2009

A PROPOSITO DE ERAMOS MUCHACHOS




“NO PUEDE OCURRIR NADA, SALVO LA ANÉCDOTA DEL OTRO DIA”
Daniela Meléndez Fuentes




Respondo a la invitación de Samuel Pérez García, presentando en esta mesa la opinión femenina que amablemente solicitó vía telefónica. Y me resulta agradable y hasta sencillo mostrarla, sobre un texto que refleja una época, donde la rebeldía del contexto social, no es la ruptura de esquemas de experimentación sobre la sexualidad en los hombres, mas bien hay una clara reproducción de patrones de conducta que hacen ver a la mujer como algo misterioso, al que se puede acceder poco a poco a través las experiencias de otros, y donde el hombre y la mujer son genitales que vibran y sienten placer.

Imposible pedirle a una mujer que busque otra lectura de este libro de cuentos, pues la primera impresión, y la segunda, y la tercera giran en la misma idea pero haciendo un esfuerzo, busco empatía con Nen, el personaje principal que “Vivió como él quiso, entre las putas y la cantina” y que “imaginaba que tenía 18 años y que había acudido a un burdel a la búsqueda de su primera experiencia sexual”.


Bety, su inolvidable novia con la que no quiso hacer mucho más de la cuenta, pues “otras cosas” en lo sexual sólo lo hacen las putas; Mayra, Lucía, Mariela, Pery y hasta Lucky son momentos distintos del aprendizaje de la sexualidad en la vida de Nen y a veces, estas mujeres son la oportunidad de poner en práctica las teorías que El Charrascas cuenta con los amigos, entre bromas y carcajadas.

Otras mujeres son un refrendo de que la sexualidad es sólo un momento: curvas que sólo llevan aun camino: la vagina, la que se renta, la que se rola entre los cuates, la que se disfrutan porque como se aplica en estos casos ninguna mujer es fea “de la cintura pa abajo y de las rodillas pa arriba”, y que últimamente “en tiempo de guerra cualquier hoyo es trinchera”.

Las historias la viven las mujeres de este libro: Bety, “la güera” de la junta de negocios, Mayra la que no había nacido para el estudio y debía ganar dinero aunque fuera de puta, y bajo esa posición fue abusada por su padrastro y vendida por su propia madre por una pulsera, un corte de tela y unos aretes; Lucía, obligada a huir de su vecindario por naturales juegos eróticos entre niños, cuya ignorancia señala como imperdonables. El destino de esta mujer es terrible: su padrastro la ahorcó y hasta salió en el periódico, y Nen la recuerda pero no sabe si por su muerte violenta o por esos juegos en que ella era la esposa del camisón y el perfume y él, su marido que llegaba y la acostaba sobre la cama.

Hago el esfuerzo y no puedo, es difícil buscar empatía con Nen, cuando la suerte de casi todas las mujeres de la historia es vivir como una vagina que termina en la muerte de sus dueñas, si no cumplen la entendida función de hoyo: “aunque sea de puta Nen, aunque sea de puta”

Putas que recogen cualquier saliva, catadoras de penes, “si no protesta, sigue, sigue chaval”; Estela, amor, novia del hotel en Xalapa que disfrutó no solo como un cuerpo, sino como a una persona, mujer que después de años cuenta la mala experiencia con su marido inválido y alcohólico.

La Luky y el premio de caldo de pescado... “la salación tiene su cura…”

Pery y el furor revolucionario que no se concluyó de ninguna manera, mujer dueña de su cuerpo y examen de hombrías, que es fácil, con quien ella escoge. Y a Nen le toca la prueba justo en el momento en que estaba convencido de sus ideales y de que quería cambiar al mundo.

Y dentro de estas mujeres hubo una esposa que se llevó a una hija… ¿Cuál fue la historia de esa mujer? Nada se habla de alguna oscuridad enmarañada donde el calor transmite las pasiones inolvidables.

Y la mujer de negro que conocía los poemas, tan sospechosa sentada en un parque…de belleza imponente… ¿qué oportunidad buscaba Nen al acercársele con el fragmento de un verso de Neruda?

Las mujeres y los hombre hemos sido educados por caminos diferentes, los hombres a la cazaría y las mujeres a cuidar una membrana llamada Himen, una idea mal entendida de la virginidad.

Este libro, Éramos muchachos, es un asomo a la forma en un hombre que va a tientas en el largo proceso de descubrir el sentido de su sexualidad; sin embargo “no puede ocurrir nada, salvo la anécdota del otro día”


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