jueves, 9 de diciembre de 2010

CRONICA DE UNA CIUDAD DESPIERTA.

DE JOB Y OTRAS VERSIONES
Ariel Lemarroy

(Para Gaby, si me permite)

“El hombre nacido de mujer vive corto tiempo
y lleno de miserias brota como una flor y se marchita,
huye como sombra y no subsiste. ( Job 14:1-2)




Allá va.
Como sacado del enigma edípico, apoyado en tres pies.
Un par de ellos, hinchados. Color ladrillo. Recubierto por una cáscara formada por el polvo de todos los caminos.
Sobre su lomo…el fardo de cartón. Cajas que alguna vez fueron de huevo, de cerveza, de alimentos en lata. Leo “sony betamax” sobre una de las tapas.
De eso nunca probó sino la clara transparencia. Y en silencio. Sin amigos. Sin botana ninguna. Pero sin ansias de llegar a ninguna parte que no fuera ese lugar donde le compran por kilo los desechos: cobre, latas, cartón, vidrio, periódicos, aunque por algo a él ( no sé porqué, pero le dicen el Mirinda) no le interesan más que los cartones…y el papel.
Allá vá…como un oscuro eslabón de esa cadena cíclica producto del consumo. Quien sabe si la caja de corn flanes que le pesa en la espalda no vaya a reciclar en una enciclopedia, o el cartón de caguama en libros de poesía, o el humedecido fardo de periódicos en rollos de papel sanitario.
Y quién jura que la caja de klinex no se transformará en novela de García Márquez, o el cartón de sabritas en novela de Moya Palencia, Díaz Serrano u otros polvos enamorados, ahora que esas tenemos.
Se detiene a beber en una esquina; mientras desliza por su lengua pastosa el contenido de la botella oscura, inseparable de sí, lo miro, mientras espero eternamente un taxi que no llega y pienso –no lo puedo evitar-en Martin Gardner y su idea de que “uno puede imaginar un hipopótamo trasformándose por grados imperceptibles en una violeta, pero como lo planteó Charles Forth en una ocasión: ¿Quién enviaría a una dama un ramo de hipopótamos?”.
Y el Mirinda voltea, como sintiendo molesta la mirada, como diciéndonos: ¿Y a donde iremos a meter tanta basura? Y la que nos falta.
Porque invirtiendo las cosas, uno se pregunta en qué irán a convertir los novelones-basura, los churros del cine nacional, las telenovelas, mis versos de adolescencia ( y de aldultez), los discursos, los rollos, las promesas de amor, las dietas, las novelas de la China Mendoza, la Tigresa, el Rayo de Jalisco y los enanitos verdes, Juan Gabriel, Miguel Bosé y la orquesta de Señoritas…
Porque las sociedades ( cito a William Rathje, un antropólogo de la Universidad de Arizona, quien pone como ejemplo a los mayas), tiran basura en el periodo clásico y la recogen en la decadencia.
Por mi parte, espero no vivir tanto tiempo.
Líbrame ¡oh Dios! de que la próxima generación me vea cruzar la calle con todo el peso de la modernidad quebrándome el cansado espinazo. O lo que quede de mí.
Así sea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario